sábado, 30 de enero de 2016

"Azteca" de Gary Jennings

“Azteca” de Gary Jennings


#YincanaHistórica – Reto Lectura Novela Histórica 2016

Semana 5 – Sábado – Antiguas Civilizaciones

América precolombina o durante la colonización





ARGUMENTO

¿Puede la fina ironía de un azteca del siglo XVI poner en duda las prácticas y creencias de la Iglesia católica? ¿Hasta dónde consiguen molestar sus relatos y afirmaciones? ¿Es posible comparar la cultura mexicana antigua con la española de la misma época? 
“Todos los españoles observaron aprobadoramente el tamaño, la población, el esplendor y la limpieza de Tenochtitlán, y la compararon con todas las otras ciudades que habían visitado. […] Los visitantes dijeron que nuestra ciudad era más grande en extensión que Valladolid, que tenía más habitantes que Sevilla, que sus edificios eran casi tan magníficos como los de Santa Roma, que sus canales la asemejaban a Ámsterdam o Venecia, y que sus calles, su aire y sus aguas eran más limpios que los de cualquiera de esos lugares”.
El rey Carlos V quiere conocer a las poblaciones americanas recién descubiertas y encarga al Obispo de México que busque el testimonio de un indígena conocedor de las costumbres locales. El elegido es Siete Flor, un azteca, escriba y consejero de las autoridades precolombinas. Así, va narrando su vida, a la par que da a conocer la historia de los pueblos originarios. En distintos encuentros, que comienzan en 1530, Siete Flor relata fluidamente su biografía, un intérprete traduce, mientras varios frailes escriben sus palabras, que son enviadas con posterioridad al rey español. Todo esto, bajo la atenta y feroz mirada de Juan de Zumárraga, Obispo, Inquisidor Apostólico y Protector de los Indios.
El azteca es, desde pequeño, un amante del saber y del conocimiento, por eso, aprende a interpretar y reproducir la escritura-pintada que los indígenas utilizan para comunicarse, para escribir su historia, para adorar a sus dioses y para progresar en sus ciencias. Estos saberes lo acercan a las máximas autoridades locales y así, conoce, aprende y es capaz de describir minuciosamente Tenochtitlán y las ciudades más importantes del imperio azteca, pero además, recorrer una y otra vez, la geografía de la península, participando de renombrados sucesos históricos. El relato abarca, también, un variadísimo abanico de temas: guerras, política, mitología, arquitectura, astronomía, salud, alimentos, cultivos, instrumentos, armas, navegación, embarcaciones, etc.
Pero sobre todo, describe las costumbres rituales y sociales, que tanto molestan a los sacerdotes católicos, no sólo por las prácticas en sí, sino porque Siete Flor sabe deslizar de forma cáustica, con un selecto y punzante sarcasmo, observaciones que muestran cómo la Iglesia, veladamente, hace lo mismo. Por ejemplo: los aztecas hacen sacrificios humanos, los católicos queman ‘herejes’ en la hoguera; los aztecas gozan de libertad sexual, los soldados católicos violan salvajemente a las indígenas; los aztecas pueden tener varias esposas, los católicos esconden a sus concubinas.
Así, el relato va creciendo y mostrando la realidad de la era anterior a la llegada de los españoles a México, mientras Siete Flor llega a su edad adulta y durante este lapso, cambia de nombres con frecuencia: Topo, Mixtli, Tozani, Malinqui, etc., es escribano, militar, comerciante, vagabundo. Estando a las órdenes de Moctezuma, es testigo directo de la conquista extranjera, con un interrogante: ¿los indígenas son vencidos por las armas o por la viruela?. Llegada su vejez, el azteca observa los cambios sufridos por su pueblo a manos de Hernán Cortés y de la Iglesia.

ESTILO

El título lo dice todo: "Azteca", como individualidad al narrar la vida completa de Siete Flor; "Azteca" como descripción de un pueblo, una sociedad, un imperio, un cúmulo de costumbres y sabiduría. La edición leída para esta reseña tiene 1087 páginas. El prólogo pone claramente en situación y describe eficazmente el contenido, pero, quizás sin necesidad, da a conocer el final de la novela. El libro se inicia con la carta del rey Carlos V, pidiendo información al Obispo; le sigue su respuesta y aceptación de la tarea.
Los capítulos se titulan en latín: Incipit:
(“Crónica relatada por un indio viejo de la tribu llamada comúnmente azteca, cuya narración fue dirigida a Su Ilustrísima, el Muy Reverendo Don Juan de Zumárraga, Obispo de la Sede de México y anotada verbatim ab origine por Fray Gaspar de Gayana J., Fray Toribio Vega de Aranjuez, Fray Jerónimo Muñoz G., Fray Domingo Villegas e Ybarra, Alonso de Molina, interpres.”)
Dixit (la presentación del azteca), Alter Pars, Tertia Pars, etc. Al final de cada uno, el Obispo lo rubrica con su firma y con suspicaces impresiones, alternadas con hechos que ocurren en tierras indianas. Lo que horroriza al clérigo, despierta la curiosidad del rey.
Es un texto claramente descriptivo, que incluye la historia, la vida cotidiana, las regiones vecinas a los aztecas, algo de los mayas, las sucesiones en el poder y por supuesto, la conquista y el cambio drástico al momento de los sucesos narrados. Incluye, asimismo, un vasto fondo filosófico, moral y religioso de un pasado indígena (azteca, tolteca, zapoteca, olmeca) que se muestra en la trama, constituida también, por un sustrato de familia y romance, que envuelven y sostienen la novela.

EL AUTOR

Gary Jennings, estadounidense, 1928-1999. Fue publicista, periodista, corresponsal y director de revista, antes de dedicarse sólo a la literatura.



OPINIÓN

Es una obra maestra. La exquisita ironía y la cuota de humor que conlleva todo el libro, lo hace magnífico. Es la bellísima descripción de una sociedad, pero también la expresión del amor que los aztecas sentían por sus gentes, sus dioses, sus tierras y sus pertenencias. Una excelente novela en la que el autor vuelca la historia desde todos los puntos de vista del ser humano: desde el amor al odio, desde el perdón a la venganza, desde el sentido común a la peor de las locuras, desde la estudiada ambición política al ingenuo y tardío error estratégico, desde la infancia a la vejez...la historia hecha novela o una novela que enaltece la historia.
A pesar de que gran parte del relato refiere a hechos crueles, la forma de escritura, lo hace aceptable, dejando una impresión de dolor, no de repugnancia. El estilo es dinámico, llevadero, sencillo pero eficaz. Las descripciones son sumamente claras, despiertan la admiración hacia un pueblo que cree en sí mismo y en su futuro. A modo de cierre, algunos párrafos:  

“Quería ver el lugar que había sido habitado por primera vez en toda la región, el sitio en donde se fundó la primera civilización que llegó a florecer aquí. […] llegué a la antigua ciudad de Teotihuacán, El Lugar En Donde Los Dioses Se Reunieron. […] De acuerdo con la tradición mexica, la ciudad fue construida por los dioses para reunirse allí mientras hacían sus planes para crear el resto del mundo, y por eso le dábamos ese nombre. […]Como yo vi Teotihuacán por primera vez —en un atardecer lleno de un colorido singular, con su pirámide levantándose sobre la tierra llana y el sol cubierto con una nueva capa de oro rojo, destacándose luminoso contra el púrpura de las montañas distantes, bajo el azul profundo del cielo— era algo tan maravilloso que uno podría creer que en verdad la ciudad fue construida por los dioses, o si fue hecha por hombres éstos se asemejaban a los dioses.”  

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